Mujer extraordinaria que revolucionó el siglo XIX con nuevos paradigmas de la educación de niños, niñas y adolescentes.
Hija única del matrimonio italiano formado por Alessandro Montessori, un militar de ascendencia noble y Renide Stoppani, mujer de la alta sociedad. Nace en Chiaravalle, provincia de Ancona, Italia, el 31 de agosto de 1870. María se crio en medio de una tradicional familia católica de aquel tiempo, llegada la edad de elegir qué estudiar, eligió Ingeniería en lugar de alguna carrera clásica para las mujeres de la época, como pedagogía o literatura. A pesar de los grandes esfuerzos que tuvo que hacer para superar los obstáculos que implicó su determinación de ser ingeniera, se retira de la carrera y decide ser médico con la oposición inicial de su padre y la negativa del director de la Facultad de Medicina por su condición de mujer. Superó muchos obstáculos, prejuicios y dificultades demostrando excelencia y esfuerzo en los estudios, obteniendo por ellos reconocimientos y becas, lo que le permitió en 1896 convertirse en la primera mujer médico de la Universidad de Roma y una de las primeras mujeres médicos de Italia. En 1902, María Montessori retoma su formación, ahora para estudiar Pedagogía, Psicología Experimental y Antropología, pues su paso por la Real Escuela Técnica Michelangelo Buonarroti donde estudió Ingeniería le sirvió para entender como NO debía ser una escuela.
María Montessori revolucionó los parámetros de la educación existentes hasta ese momento, poniendo a los y las infantes como genuinos protagonistas de todo el proceso educativo. Revolucionó tan radicalmente la educación infantil, que nada pudo ser igual que antes. Fue así como ella, en la combinación vital de la medicina y la educación fue haciéndose más conocida desarrollando una cierta filosofía de la educación que lleva su nombre. Sus escritos sobre pedagogía donde introdujo conceptos educativos novedosos y de profunda significancia con relación al beneficio de la libertad de los pequeños y la introducción del juego a la enseñanza, han sido y siguen siendo lectura obligada en el estudio y las profundizaciones didácticas y metodológicas.
La filosofía Montessori valora todo tipo de inteligencias y estilos de aprendizaje. Los temas se entrelazan, no se enseñan de forma aislada siendo los niños y niñas libres de trabajar y desarrollarse a su propio ritmo con los materiales que han elegido, ya sea solos o con otros.
Su filosofía y método se han extendido por todo el mundo, defiende el desarrollo de la iniciativa y de la autoconfianza sin los límites de una severa disciplina, pero sí considera y aprecia el propio esfuerzo, que conduce a la excelencia de los resultados tras un trabajo perseverante, atento y meticuloso. Sus primeras experiencias fueron con menores en riesgo social y con niños hospitalizados por tener alguna condición psíquica considerada “anormal” en aquellos tiempos.
En el año 1907 surge la oportunidad de formar la primera casa de niños con hijos e hijas de obreros a la que pronto le seguirían otras tres “Casa dei Bambini” en Roma y dado su éxito, se extendieron al resto de Europa. En 1909 María Montessori publicó su famoso libro basado en esta experiencia: “The Montessori Method” y con mucho esfuerzo inició una gira por el mundo dando conferencias y difundiendo sus ideas.
Una anécdota interesante es que, en 1912 el científico estadounidense Alejandro Graham Bell y su hija, quienes habían conocido el trabajo de Montessori a través de un artículo de revista, la invitaron a EEUU para dar unas disertaciones. Cuando llegó a Norteamérica, le organizaron una gran bienvenida en la Casa Blanca y se hospedó en la casa del científico Thomas Alva Edison. La revista McClure’s, una de las publicaciones más famosas de esa época, dedicó un artículo extenso a Montessori, y en octubre de 1911 se abrió en Tarrytown, Nueva York, la primera escuela Montessori estadounidense, a cargo de Anne Everett George posteriormente se siguieron inaugurando escuelas y en 1929 se fundó la “Association Montessori Internationale” para preservar la integridad de su legado.
A raíz de la creación y socialización de estos principios innovadores en un contexto difícil cultural, política y socialmente, una vez más tuvo que sortear numerosas dificultades, hasta el punto de obligarle a tener que abandonar la Italia fascista de 1933, porque su experiencia educativa chocaba frontalmente con el sistema totalitario. El fascismo se servía de la escuela para adoctrinar a los jóvenes, los entrenaba para obedecer órdenes, y no para pensar y ser libres. Los convertía en instrumentos de guerra, y no de paz.
Durante su exilio María Montessori vivió en España, en Holanda, y en la India. En estos países desarrolló diversos programas de formación destinados a nuevos docentes. La experiencia bélica la llevó a profundizar en los temas educativos relacionados con la paz, llegando a la conclusión de que la educación es el único camino para construir la Paz. Precisamente por estos trabajos, fue nominada al Premio Nobel de la Paz, en tres oportunidades.
María Montessori falleció el 6 de mayo de 1952, a la edad de ochenta y dos años en su casa de Holanda. Concluía toda una vida de duros combates, dedicada a la defensa del mundo de los niños y niñas. Había sido la primera mujer que obtuvo el grado de Doctor en Medicina de Italia. Se especializó en Neurología, estudió Antropología, Filosofía y Psicología, pero, sin duda, lo esencial de su legado para el siglo XXI, radica en su continúa búsqueda científica, y en su permanente deseo de conocer más y mejor los secretos de la infancia.[1]
[1] Conf.: https://asociacionmontessori.net/biografia/